Opinión.
*Por Jorge Laborda Molteni
Mar del Plata es sinónimo de mar y no podríamos pensarla sin el inmenso océano que la bordea, protagonista omnipresente de nuestra vida cotidiana.
Pensar Mar del Plata, nuestro lugar en el mundo, es recordar a sus líderes visionarios, don Patricio Peralta Ramos, Teodoro Bronzini, José Camusso, Alejandro Bustillo Madero, Alula Baldassarini y tantos otros vecinos referentes que con sus creativas vidas de servicio engrandecieron la ciudad, memoria viva e identidad.
Pensar Mar del Plata es saber que afronta diferentes realidades. La mayor expectativa de vida, el envejecimiento incluso la longevidad extrema, la creciente vulnerabilidad de su población, la soledad, la inestabilidad laboral, las desigualdades sociales, la degradación ambiental hoy sumada la catástrofe epidemiológica que ha vuelto a golpear a nuestra especie.
Aspectos todos que impactarán en su futuro y necesitan de soluciones con gestiones eficaces, un urbanismo con concepción eco-sistémica que incorpore conceptos de salud ambiental y desarrollo sostenible favoreciendo entornos sanos. Mar del Plata es un laboratorio social por excelencia. Una reflexión del reconocido arquitecto alemán Ludwig Mies Van Der Rohe ayuda a interpretar mejor estos conceptos : “La ciudad de nuestro tiempo aún no existe, pero la transformación del modo de vida exige su realización”.
Nos ha costado siglos darnos cuenta que nuestro bienestar biológico, social y mental, la salud y la enfermedad no son meros accidentes en nuestra vida, corresponden a situaciones ecológicas, económicas y sociales que hacen parte del día a día, de los lugares que habitamos y que nosotros mismos creamos. David Sinclair, investigador de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia) expresa que más del 80 % de nuestra futura salud depende de cómo vivamos y no solo de nuestro ADN. Por tal motivo, no podemos darnos el lujo de estar distraídos frente a lo que se viene y en Mar del Plata, urbanismo y salud son materias compatibles y complementarias, un urbanismo científico, pensando en el mundo que vendrá y su complejísima encrucijada, víctimas de una pandemia que ha desarticulado nuestro modo de vida.
Parafraseando al entrañable Mario Benedetti, podríamos decir que en materia de planeamiento urbano, cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, nos cambiaron todas las preguntas.
La pandemia será controlada. La ciencia trabaja denodadamente y aunque todos estemos ávidos de soluciones rápidas y certezas tranquilizadoras, persiste la incógnita: ¿qué paradigma de humanidad prevalecerá una vez superada la tragedia? ¿ replantearemos nuestras prioridades de vida o volveremos a entregarnos a los estupefacientes de la indiferencia, el egoísmo, la insensibilidad y/o a las falaces dulzuras de la estulticia humana ? interrogantes también pensando Mar del Plata nuestro lugar en el mundo, no el mejor sino el propio, donde ancla nuestro presente, donde soñamos nuestro futuro.
*Consultor en Gastroenterología